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Estas son las playas donde hay más ataques de tiburón

El año pasado se produjeron 57 mordeduras, cinco de ellas mortales

Que no cunda el pánico: el 2022 fue el año que menos incidentes de tiburón registró de la última década. Pese a ello, sigue habiendo zonas peligrosas… y queremos enumerarlas. Sirva de precedente que, en total, el año pasado se produjeron 57 mordeduras, la mayoría en Estados Unidos y Australia, según el Archivo Internacional de Ataques de Tiburón de la Universidad de Florida. De ellos, cinco ataques fueron mortales.

Como en años anteriores, Estados Unidos registró el mayor número de mordeduras, y Florida volvió a tener más mordeduras notificadas que ningún otro lugar del planeta. Ninguna de las 16 mordeduras no provocadas de Florida fue mortal, pero dos –probablemente de tiburón toro– requirieron tratamiento médico y la amputación de varios miembros. A principios de año, una mujer que practicaba snorkel en las Dry Tortugas fue mordida por un tiburón limón, que rara vez ataca a los humanos. El incidente supuso sólo el undécimo ataque no provocado conocido de esta especie.

En Estados Unidos sólo se produjo una muerte, a finales de año, cuando un buceador desapareció en la playa de Keawakapu, en Maui (Hawai). En Australia se confirmaron nueve mordeduras no provocadas, y se produjeron mordeduras aisladas en Nueva Zelanda, Tailandia y Brasil. Dos ataques mortales se produjeron el mismo día en el Mar Rojo egipcio, donde los encuentros con tiburones se consideran poco frecuentes.

Sudáfrica, que registra una media de pocas mordeduras al año, sufrió dos ataques no provocados en 2022, ambos mortales y probablemente causados por tiburones blancos. Nueva York registró la cifra récord de ocho mordeduras en 2022, seis de las cuales han sido confirmadas. Antes de estos ataques, el estado solo había registrado 12 mordeduras no provocadas.

En 2016, los investigadores determinaron que tiburones tigre de arena jóvenes se habían instalado en Great South Bay, entre Long Island y Fire Island. Los tiburones jóvenes son vulnerables a la depredación por parte de individuos y especies de mayor tamaño, y las bahías resguardadas pueden proporcionarles cierta protección.

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