Nada más llegar, las voces se hacen unánimes: «¡Esto es enorme!». Y sí, lo certificamos, es gigante. Poner un pie en el Wonder of the Seas –el crucero más grande del mundo– es cambiar el chip por completo. Al embarcar, comprobamos de primera mano que no falta de nada: restaurantes, joyerías, tiendas de ropa… ¡hasta un Starbucks a bordo!
Al entrar, por cierto, nos ofrecen un amplio folleto con la programación del día y aquellas cosas que no debemos perdernos. Todo, sin duda, preparado para que al turista no le falte de nada.
Comenzamos nuestro recorrido subiendo a uno de los 24 ascensores con los que cuenta. 16 plantas que visitamos durante varios días para sacar una conclusión: no hace falta salir de aquí para tenerlo todo. Los ascensores, por cierto, nos marcan en el suelo el día en el que estamos; no vaya a ser que perdamos la noción del tiempo, claro.
Para disfrutar del crucero, nada mejor que coger fuerzas en un buen restaurante. A bordo hay pizzerías, comida caribeña y otros sabores especializados, mexicano (bueno burritos, por cierto), comida más clásica, buffet libre con mucha variedad…
Para el café, pasear con algo de Starbucks en la mano no está nada mal, o puede disfrutar de todo lo que se ofrece en la zona de Central Park. Sí, ¿le suena? El barco también tiene su propio jardín y zonas verdes, al más puro estilo New York.
Tomar una copa en su decena de bares también es una buena opción, combinada con su sala de videojuegos que hará las delicias de grandes y pequeños y, claro está, su gran «Casino Royale». Entrar allí es casi como viajar a Las Vegas… ¡a bordo!
Hablando de ocio, ¿por qué no acudir al teatro? Recomendamos «Tap Factory: Energy Machine», aunque también su espectáculo en el agua «inTENse Aqua Showcase!». ¡Ah! También tiene pista de hielo.
Piscinas y spa, la combinación perfecta
Hay tiempo para todo en el Wonder of the Seas. Dedicarse unos minutos a uno mismo no está nada mal. Al contrario. El crucero nos ofrece zona de gimnasio y masajes en su «Vitality Fitnesss» y «Vitality Spa», un rincón donde los aromas, la tranquilidad y la calma le harán salir de allí más que renovado. Es como entrar en una zona completamente apartada del ocio y la música. Allí se respira paz.
Muy cerquita se encuentra la zona de piscinas, jacuzzi y solarium. Nos podemos dar un chapuzón en la zona de babor, en estribor, directamente en el agua o pasando por sus toboganes gigantescos. ¡Hay opciones para toda la familia y gustos!
Si el deporte es lo suyo, también se puede practicar «FlowRider» sobre las olas o jugar a su deporte favorito en la pista. También escalar o subirse a una tirolina con vistas al infinito, claro.
Los camarotes del crucero, tanto interiores como exteriores, son cómodos y amplios, aunque si se trata de un público selecto, el Wonder of the Seas tiene varias suites, algunas a doble altura, que son el cenit del lujo. Además, se encuentran en una zona apartada del barco, con restaurante, piscinas y solarium independientes del resto del crucero.
Nada falta en este enorme barco de Royal Caribbean que tiene capacidad para 6.988 huéspedes y hasta 2.300 personas de tripulación, subidos en un barco de 236.857 toneladas, con 362 metros de eslora y 64 metros de manga. Fue fabricado este año en el astillero Chantiers de l’Atlantique en Saint-Nazaire, Francia.
El Wonder of the Seas estará este verano en el Mediterráneo, con salidas desde Barcelona y Roma, aunque viajará al Caribe a partir de noviembre. Sus precios oscilan según el paquete que elija, pero el más barato se encuentra en torno a los 800 euros.
Sin duda, una experiencia que, si se decide a hacer, repetirá.