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Las claves de la 27ª edición de la Regata Illes Balear Clàssic

Está organizada por el Club de Mar-Mallorca y arranca este jueves 11 de agosto con más de 20 barcos históricos en liza

Vuelve la magia de la vela clásica en todo su esplendor a aguas de Palma, que recupera los tres días de la Regata Illes Balear Clàssic después de dos años de restricciones sanitarias. En este caso, se celebrará del 11 al 14 de agosto, donde los mejores barcos de la vela clásica internacional se darán cita para celebrar este evento que fusiona la belleza de la historia con el deporte de la vela.

Participarán barcos como el Fjord, uruguayo, el Argyll, La Spina o el Meerblick Classic, el Argos, el Giraldilla o el Stella Polare de la marina italiana. En total, formarán esta edición de la Illes Balears Clàssics más de 20 barcos, que lucharán con sus respectivas tripulaciones por conseguir un buen puesto en las diferentes mangas tras tres días de competición. En esta ocasión, podremos disfrutar por primera vez en el Club de Mar del Merrymaid, el barco más antiguo de esta edición pues fue botado en 1904. Se trata de un precioso Gaff Cutter de 34 metros de eslora, construido por Camper&Nicholson en 1904, año en que tuvo un glorioso debut en regata pues ganó en Inglaterra la King’s Cup en presencia del rey Eduardo VII.

En la edición de este año de la Illes Balears Clàssics participan al menos otros dos barcos relacionados directamente con la realeza: el Giraldilla y el Meermin, tal y como detalla Club de Mar-Mallorca. El Giraldilla en su origen fue de don Juan de Borbón, abuelo del Rey Felipe VI, recuperado en 2002 por la Fundación Hispania cuando yacía en muy mal estado en un estuario del Tajo. Recientemente se ha cedido su uso y conservación a la Fundación Vela Clásica de España.

El Meermin, se ‘reestrena’ en la regata del Club de Mar tras una completa reforma, es un ketch de acero remachado, amarrado habitualmente en el puerto de Pollença. Fue botado en 1951 en Amberes (Bélgica) y en su origen fue propiedad de un miembro de la familia real de ese país. Después amarró muchos años en Irlanda, donde estuvo a punto de perecer en una peligrosa excursión a Groenlandia. Cuando sus dueños hacían una ruta por el Mediterráneo, sufrió una avería y un destructor norteamericano lo remolcó hasta el puerto de Palma, donde su actual dueño lo compró en 1991.

Cada barco que participa en la prueba tiene una larga vida marinera llena de aventuras. También podemos encontrar historias de espionaje entre los participantes de la Illes Balears Clàssics. El Gipsy, botado en 1927, ejerció estos secretos trabajos durante la Guerra Civil Española bajo pabellón británico. La goleta So Fong, botada en 1937 en Hong Kong, fue acusada de recopilar información sensible para Estados Unidos en Vietnam en los años setenta, hecho que a punto estuvo de acabar con el barco, pues tras prohibirse su salida del país terminó abandonado en unos manglares del país asiático hasta su complicada recuperación.

Programa social y fiesta de tripulaciones

La vuelta a la normalidad ‘prepandemia’ se deja sentir con la recuperación del programa social de la regata. Lo hará, además, en su nuevo emplazamiento en el muelle 7 del Club de Mar. Además de la bienvenida a los participantes el jueves 11, al día siguiente se recuperará la fiesta de las tripulaciones. Todas las jornadas, el regreso a puerto se amenizará con ambientación musical y ‘After Race Drinks’ y el último día de competición, el domingo, se celebrará la entrega de trofeos que pondrá fin a la edición de este año de la Illes Balears Clàssics.

Este año ofrecen su apoyo al evento como empresas colaboradoras Howden Sturge, Allianz, BASJOSA, Gin Gipsy 1927, Absolut BBQ, Estrella Damm y TRUEWORLD. Su implicación con el patrimonio marítimo y la vela clásica hace posible eventos como la Illes Balears Clàssics que organiza el Club de Mar – Mallorca.

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