En su punto más corto, la travesía entre Inglaterra y Francia es de apenas 21 millas (o 32 kilómetros) entre Dover y Cap Gris Nez, un cabo cercano a Calais. Una distancia corta que se ha visto amplificada por los dos años de pandemia y limitada aún más por la mayor burocracia impuesta desde el Brexit.
El resultado es que a veces puede parecer mucho más que las 20 y pico millas. Sobre todo para los pasajeros a pie, que tradicionalmente han sido mal atendidos, o para los que van en bicicleta o en silla de ruedas.
Una nueva empresa de navegación, SailLink, financiada mediante una mezcla de crowdfunding y Blue Living Lab de Boulogne-sur-Mer, confía en poder empezar a ofrecer una alternativa ecológica a los transbordadores y aviones existentes, y empezar a realizar viajes de ida y vuelta para los pasajeros en 2023.
SailLink planea operar primero entre Dover y Boulogne-sur-Mer, pero luego se espera que se amplíe a otras dos rutas. En 2024, entre Dunkerque y Ramsgate y en 2025, la ruta más larga entre Newhaven y Dieppe.
En la fase piloto se utiliza una embarcación de 12 metros con capacidad para seis pasajeros y dos bicicletas, pero se espera poder contar con una embarcación más grande que pueda acoger a 12 pasajeros con 12 bicicletas a la vez, además de dos sillas de ruedas.
El barco funciona con energía eólica, pero el nuevo prototipo tendrá un sistema de propulsión eléctrica recargado por paneles solares a bordo. El fundador de SailLink, Andrew Simons, declaró a The Guardian que «aunque dependeremos principalmente de la energía eólica, tendremos que utilizar la propulsión mecánica cuando baje el viento y para entrar y salir de los puertos».
El público al que va dirigido es, obviamente, gente que busca una experiencia de viaje más auténtica y que le guste estar en el agua. Simons añadió: «Atraeremos sobre todo a los ciclistas y a los pasajeros a pie que quieran vivir la experiencia del océano, a la gente que busca una experiencia de viaje alternativa pero cómoda con algo de aventura, no sólo el aspecto ecológico».
Durante los días laborables, los pasaportes serán sellados a su llegada a Francia por la Police aux Frontières, que se reunirá con la embarcación, lo que facilitará el cruce de la frontera francesa. Sin embargo, los fines de semana es más complicado y hay que sellar los pasaportes en Calais, a 40 minutos en tren. Hay controles ad hoc de las fuerzas fronterizas para las llegadas y salidas de Dover.
La travesía durará cuatro horas y costará aproximadamente 85 libras por trayecto (unos 97 euros). Los billetes aún no están a la venta, pero los interesados pueden inscribirse en una lista para cuando estén disponibles.