
Barcelona será la sede en 2024 de la 37 edición de la Copa América de Vela. La competición más antigua de la historia del deporte, que data de 1851, está considerada el tercer evento deportivo con mayor impacto económico y con más proyección tras los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol.
La candidatura barcelonesa ha contado con el apoyo de la Generalitat, el Ayuntamiento, la Diputación, el Puerto, el Gobierno y de la sociedad civil, por medio de Barcelona Global, una asociación privada compuesta por más de 220 de las principales empresas, que han impulsado una campaña de recaudación de fondos desde el sector privado.
FORBES Nautik se reúne con Jaume Collboni, primer teniente de alcalde y concejal de Economía y Trabajo del Ayuntamiento de Barcelona y una de las personas clave en las negociaciones con los responsables del Team New Zealand de Gran Dalton.
PREGUNTA. Usted es la persona del Ayuntamiento de Barcelona que ha negociado la Copa América de Vela para que la ciudad pueda acogerla en 2024. ¿Cuándo se iniciaron las negociaciones y cómo fueron hasta que eligieron a Barcelona?
RESPUESTA. El triunfo de la candidatura de Barcelona para acoger la 37ª edición de la Copa América de Vela es sin ninguna duda un éxito colectivo de la ciudad. Un éxito que demuestra que cuando instituciones, empresas y sociedad civil trabajamos juntos somos imparables y nos conecta de nuevo con la tradición de la mejor Barcelona. Una ciudad abierta, atrevida y competitiva que atrae a organizaciones de todo el mundo para realizar pequeños y grandes eventos porque saben que es una garantía de éxito.
Mi responsabilidad, en este caso como en otras iniciativas, ha sido activar y articular un liderazgo colectivo que nos permitiera optar a la Copa América. Eso se hace movilizando voluntades, tejiendo complicidades, empujando políticamente cuando ha sido necesario y negociando discretamente para que tuviéramos las mejores condiciones para ofrecer una propuesta indudablemente ganadora. Las conversaciones y posteriores negociaciones para explorar las posibilidades de Barcelona para acoger la Copa América se iniciaron en diciembre de 2021 con el Team New Zealand.
Estos primeros contactos preliminares se hicieron a través de Barcelona & Partners, la plataforma de colaboración público-privada que hemos puesto en marcha para explorar la atracción de oportunidades para la ciudad y desde el primer momento contó con el entusiasmo y apoyo de una parte muy importante del sector privado. Si bien inicialmente fuimos prudentes porque no queríamos despertar falsas expectativas, dado lo complejo y exigente de los requisitos técnicos y financieros, se dieron una serie de circunstancias que generaron un círculo virtuoso que nos permitió avanzar rápidamente con la confianza mutua necesaria para negociar una posible candidatura.
Entre esas circunstancias, destacan la disponibilidad de un muelle en el Puerto de Barcelona, que hacía que las inversiones necesarias para el acondicionamiento de las bases de los equipos fuera abordable y posible. A partir de ahí, una vez vimos que técnicamente era posible, nos pusimos a trabajar en una propuesta de valor que constituyese un “win-win” para todos. Ha sido una negociación compleja e intensa, ejecutada en muy poco tiempo y bajo presión por el calendario y compromisos de la Copa América, pero creo que podemos felicitarnos porque todas las partes implicadas hemos logrado construir un proyecto colectivo que ha sido el mejor de las candidaturas presentadas.
P. Había otras ciudades importantes que ofrecían más dinero para albergar la prueba, pero, finalmente, los organizadores, el Team New Zealand de Grant Dalton, optaron por Barcelona. ¿Por qué razones cree que ha sido elegida la capital catalana? ¿Qué les propusieron que no pudieron rechazar?
R. En una candidatura para acoger un gran evento internacional el dinero es una variable, pero hay muchas otras que también entran en juego. Desde Barcelona éramos conscientes que no íbamos a competir en base al precio, porque nuestro objetivo era presentar una candidatura con la mejor oferta de valor. ¿Eso qué significa? En primer lugar, una propuesta que técnicamente fuera la mejor, tanto desde el punto de vista del campo de regatas, como del emplazamiento y organización de las bases de los equipos y de las áreas de interacción con los espectadores, y la accesibilidad y cercanía a la ciudad.
«Será un gran evento no solo deportivo,
Jaume Collboni
sino ciudadano, como ya lo fueron
los Juegos Olímpicos del 92″
En ese sentido, el trabajo de los equipos técnicos del Puerto de Barcelona y del Ayuntamiento ha sido excepcionalmente bueno. El resultado es que la Copa América estará en el corazón de la ciudad y será un gran evento no solo deportivo, sino ciudadano, como ya lo fueron los Juegos Olímpicos del 92. En segundo lugar, el posicionamiento y la reputación de Barcelona en el mundo, su conectividad internacional, la oferta turística, gastronómica y cultural ha hecho que la expectativa en la atracción de patrocinadores, recursos financieros y sponsors privados sea excepcionalmente alta por parte de la Copa América.
Eso ha hecho que la elección de Barcelona compense con creces la diferencia en la oferta económica de la ciudad. En definitiva, la candidatura de Barcelona era técnicamente sólida y solvente, coherente a nivel financiero, y también emocionalmente movilizadora y con un previsible gran impacto global. Una candidatura ganadora con la que, además, nos convertiremos en la primera ciudad de la historia que habrá organizado unos JJ.OO. y una Copa América de Vela.
P. La candidatura de Barcelona fue una de las últimas que se pusieron sobre la mesa de Grant Dalton. ¿Por qué esperaron hasta el final?
R. Barcelona presenta candidaturas para ganar. La ciudad tiene una larga experiencia en la organización de grandes eventos internacionales, y sabemos que eso requiere solvencia técnica, discreción y una estrategia de negociación rigurosa. No nos gusta especular, ni era útil entrar en una carrera de declaraciones públicas o competencia con otras ciudades.
Pero cuando decimos que apostamos por algo, lo hacemos yendo con todo. Por eso primero nosotros nos concentramos en lo importante. Queríamos estar seguros que cumplíamos con las condiciones para presentar una candidatura ganadora. Una vez fuimos conscientes de ello, apretamos en el acelerador y el resultado está ahí.
P. ¿Cómo definiría la Copa América?
R. Como uno de los trofeos más prestigiosos y antiguos del deporte en el mundo. Su prestigio va mucho más allá del mundo de la vela. Sus ganadores forman parte de un club exclusivo, como refleja el hecho de que en 170 años de historia sólo cuatro países lo han ganado (Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Suiza).
Es un reto deportivo y de innovación tecnológica, ya que no solo se trata de contar con los mejores regatistas, sino que es imprescindible disponer de los mejores ingenieros para diseñar barcos con los últimos avances tecnológicos para hacerlos competitivos. Igualmente es un evento de impacto global por el alcance gracias a las audiencias televisivas y del conjunto de las plataformas on-line. La Copa América es el tercer acontecimiento deportivo más visto del mundo, después de los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol, con unos 800 millones de espectadores.
Para Barcelona supone volver a proyectarse a nivel global como una ciudad de grandes acontecimientos deportivos internacionales y supone igualmente una oportunidad para impulsar nuestra estrategia de la Economía Azul, vinculada al mar. Además, es un evento que nos da la oportunidad de dejar un gran legado en términos de reputación internacional e impulso económico y deportivo.
P. ¿Cuánto aporta el Ayuntamiento y qué papel va a desempeñar?
R. La arquitectura financiera de un evento de este tipo es compleja y exigente pero tiene un enorme potencial de retorno para la ciudad y para el conjunto del territorio. Hemos tenido la suerte de que no tendremos que hacer grandes inversiones en infraestructuras portuarias, como ha sido el caso de ediciones anteriores en otras ciudades. Eso hace que la contribución financiera pública sea asumible y se situará sobre los 40 millones de euros, de los cuales 10 los aporta el Ayuntamiento. El resto son avales y aportaciones del sector privado con varias modalidades, que retornarán mediante los ingresos comerciales y de patrocinios de varios tipos, además del incentivo de las desgravaciones fiscales, ya que el Estado lo declarará un evento de especial interés público. Es una excelente inversión para todas las partes implicadas.
P. ¿Qué va a representar para la ciudad organizar la Copa América en términos económicos, impacto social, tecnológicos, imagen…?
Si tomamos como base los estudios de impacto económico que se han hecho a posteriori en otras ciudades homologables a Barcelona donde se ha celebrado la Copa América en los últimos años, el impacto es muy positivo. Estamos hablando de entre 900 y 1.000 millones de euros y creación de unos 2.000 empleos directos más casi el doble indirectos. Pero nosotros creemos que en el caso de Barcelona puede ser mayor por dos motivos fundamentalmente. Primero, porque somos una de las llamadas nuevas ciudades globales, una ciudad de primer nivel en términos de atracción de turismo, inversiones y talento.
En segundo lugar, la Copa América puede ejercer de catalizador de otras muchas iniciativas y generar sinergias muy interesantes y productivas con otros sectores económicos de la ciudad como el industrial o tecnológico aprovechando, por ejemplo, el proyecto de desarrollo de los motores de hidrógeno como combustible para los barcos. Recientemente, además, hemos anunciado que Barcelona será la sede mundial del World Ocean Council, la organización global que agrupa a más de 300 empresas líderes comprometidas con la "responsabilidad oceánica corporativa" con un enfoque multisectorial, desarrollo económico sostenible, ciencia y administración de los mares. Todo ello puede crear un círculo virtuoso que impulse la economía de la ciudad además de ser una excelente inversión en la promoción de la ciudad alrededor del mundo.
P. ¿Cuándo cree que se empezará a notar el impacto económico en la ciudad?
R. Los datos de la recuperación económica y creación de empleo en Barcelona tras la pandemia de la COVID19 son muy positivos y la Copa América nos tiene que permitir reforzar nuestra estrategia de actualización del modelo turístico, esto es, atraer más turismo de calidad y viajeros de alto nivel. De hecho, el mero anuncio de que la ciudad acogerá la 37ª edición de la Copa América ya empieza a contribuir en ello, y ya durante la Semana Santa hemos visto un aumento importante del turismo internacional. La ciudad vuelve a vibrar y a estar en ebullición. Pero los efectos directos se verán sobre todo a lo largo del año 2023, en el que las bases de los equipos estarán construidas y a plena actividad, actualizando sus barcos, entrenando y generando sinergias con el ecosistema marítimo local. Pero será sobretodo en el 2024 cuando el impacto será más evidente a medida que se vayan desarrollando las competiciones durante casi 6 meses.

P. ¿Qué puede avanzar del calendario de la Copa América? ¿Alguna fecha prevista para el inicio de la competición?
R. La competición empezará en junio de 2024 con las regatas de jóvenes y mujeres, que se celebrarán por primera vez, y las consideramos muy positivas para ampliar el impacto social y el legado de la competición. Tras el verano, en septiembre y octubre se celebrarán las regatas entre los 4 equipos candidatos que retan al Team New Zealand. Y en octubre-noviembre se celebrarán las regatas finales que supondrán el punto culminante de la competición. Muchos meses de actividad en los que la ciudadanía y visitantes podrán seguir las regatas y disfrutar de las “fan zones” en el Port Vell de Barcelona y en el Frente Marítimo, junto al corazón mismo de la ciudad.
P. ¿Habrá inversiones importantes en infraestructuras, instalaciones portuarias…?
R. Barcelona es una ciudad abierta e internacional y no requiere de grandes inversiones o medidas especiales para acoger a los equipos. Contamos con colegios internacionales, una infraestructura industrial y tecnológica sólida, conectividad internacional y una actividad social y cultural vibrante. Nos consta que había expectación por parte de los equipos sobre la posibilidad de venir a Barcelona y ya empiezan sus prospecciones y trabajos previos para instalarse. De hecho, creo que quizás el problema será cuando finalice la competición y no se quieran marchar de nuestra ciudad (risas).
P. Hasta la fecha, la prueba está compuesta por cinco equipos: un italiano, un suizo, un inglés, un estadounidense y el neozelandés como defensor del trofeo. ¿Hay posibilidades de que participe algún equipo español?
R. Me consta que hay conversaciones para explorar esa posibilidad, pero es complejo. Se requiere una estructura deportiva, tecnológica y financiera que no está al alcance de cualquiera. Sin duda sería muy positivo para la competición y para promover la náutica de alta competición en España. Nos encantaría ver y animar a un equipo español compitiendo en Barcelona, jugando en casa. Nosotros apoyaremos en la medida de nuestras posibilidades, pero somos conscientes de que no es una responsabilidad del Ayuntamiento.
P. Con motivo de la Copa América, ¿qué actos va a organizar el Ayuntamiento?
R. Es pronto todavía para poder hablar de actividades concretas, pero es evidente que se activaran toda clase de iniciativas con el ecosistema local para dinamizar a la ciudadanía. Para nosotros es muy importante que cualquier evento internacional tenga un impacto local positivo y que genere un legado alineado con los valores de la ciudad. En este caso, la actividad deportiva y náutica, la innovación tecnológica y la sostenibilidad son activos que vale la pena promover.
P. Para muchos, los JJ.OO. del 92 fueron los mejores de la historia. ¿El reto es que la Copa América del 2024 sea también la mejor de la historia?
R. Cuando Barcelona acoge un gran evento internacional es para que sea verdaderamente memorable, toda la ciudad se vuelca para conseguir que tenga un impacto emocional y funcional positivo a nivel global. Hemos demostrado en diversas ocasiones que somos una ciudad con ambición global pero con una escala humana, y eso es precisamente lo que queremos volver a proyectar con la Copa América.
Un evento de impacto global, pero en el que todos los que directa o indirectamente tengan algo que ver con la Copa América, ya sea de los equipos, la organización o los visitantes y espectadores disfruten también de los pequeños grandes momentos: la gastronomía, poder pasear y disfrutar de la ciudad, disfrutar de la náutica de alto nivel, comprar en comercios de proximidad, etc. Barcelona es un valor seguro, su proyección y reputación no depende tan sólo de lo que digamos nosotros, sino lo que los demás dicen sobre nosotros.
P. ¿Cómo ve la temporada náutica que acaba de empezar?
R. La ciudad ha ido abriéndose al mar de forma progresiva a lo largo de las últimas décadas. Los JJ. OO del 92 supusieron un punto de inflexión para volver a mirar hacia el Mediterráneo, por ejemplo con la recuperación del Frente Marítimo y la construcción del Puerto Olímpico, que justo ahora estamos reformando y mejorando. Contamos con actividades náuticas para todos los niveles, desde niños a profesionales, y queremos ir a más. Las grandes competiciones náuticas son un aliciente para que los más jóvenes tengan referentes en los que proyectarse para progresar. La responsabilidad del Ayuntamiento es poner todas las facilidades para que emerja el talento que reside en la ciudad.
P. Algunas de las competiciones clásicas y referentes de vela en Barcelona son, el Trofeo de Vela Conde de Godó y la Regata Puig de Vela. ¿Qué representan estas pruebas para la ciudad?
R. Barcelona es una ciudad con gran tradición marinera y náutica, en la que además demostramos que sabemos maridar tradición y modernidad. Nuestras competiciones náuticas nos acreditan como una ciudad importante para la vela y también es precisamente gracias a esa experiencia por la que somos capaces de acoger y ser elegidos para grandes eventos náuticos como la Copa América.
Estamos orgullosos de nuestra trayectoria pero sabemos que hay que seguir generando nuevo valor e innovación. Seguiremos navegando a toda vela para continuar siendo una ciudad de referencia global para la náutica y para todas las actividades vinculadas al mar.