
La isla caribeña de San Martín (Sint Maarten) ha anunciado que intentará eliminar a toda una población de monos vervet que han causado problemas y «se han convertido en una molestia» en el destino.
La controvertida decisión se hizo pública en enero y autoriza a una ONG ecologista local a capturar y someter a eutanasia en los próximos tres años a más de 450 monos, que fueron traídos al Caribe hace siglos por marineros europeos.
San Martín está situado en el este del Mar Caribe, junto a sus vecinos Anguila, Saba y San Bartolomé. Su propiedad está dividida entre holandeses (Sint Maarten) y franceses (St. Martin), lo que la hace culturalmente única.
El turismo es el principal motor económico de la isla, pero el problema de los monos está relacionado exclusivamente con la vida local, y los agricultores se quejan de la destrucción de las cosechas y los ecologistas señalan los ecosistemas dañados.
«El número de monos en Sint Maarten seguirá creciendo si no se toman medidas, y las consecuencias para los ecosistemas autóctonos de Sint Maarten serán graves», afirma la ONG.
Aunque muchos lugares del mundo se enfrentan a problemas con especies invasoras, los intentos de erradicar o eliminar sus efectos nocivos no suelen ser tan drásticos.

Expertos de otros destinos que han tratado con monos vervet se oponen a la decisión y sugieren un planteamiento más comedido y compasivo, como castrar y esterilizar a la tropa para frenar su crecimiento.
También sugieren analizar las fuentes naturales de alimento y las zonas que puedan permitir a los monos existir con menos interacción humana.
Es un interesante enigma para la isla. Por supuesto, la prioridad número uno debería ser garantizar la salud de las granjas y propiedades locales, pero tal vez la isla podría pensar de forma diferente cuando se trata de cómo los monos podrían proporcionar oportunidades.
Cada semana, miles y miles de turistas llegan a Sint Maarten en crucero -por no hablar de las llegadas por avión- y todos buscan algo que hacer. Un santuario, centro de rehabilitación o centro de investigación podría ser una operación de éxito: un lugar donde los investigadores trabajen para reducir compasivamente la población de monos, al tiempo que invitan a los visitantes a aprender más sobre ellos y verlos en libertad a través de excursiones por la naturaleza.
Este tipo de ecoturismo ha tenido éxito en otras partes del mundo (Costa Rica, por ejemplo), y ya vemos que los visitantes de San Martín están entusiasmados con la idea de ver monos, y expresan su emoción en los comentarios de los sitios web de senderismo cuando los ven por sí mismos.
Así que, en lugar de ir directamente a por el tiro de gracia, ¿por qué no crear una plataforma que pueda ser respetuosa con el medio ambiente y la economía? ¿Por qué no probar primero con otra cosa?
Seguramente sería mucho más trabajo, pero también sería un mejor final para la historia.